Por Ramón González Barbet

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La semana pasada comenté sobre la urgencia de hacer un Protocolo Sanitario en todos los eventos de charrería, tanto en charreadas particulares como en los Campeonatos Oficiales. Bien es cierto que a través de redes sociales recibí comentarios de toda índole, contados fueron los que no están de acuerdo con mi opinión, y en forma contraria, muchísimos los que piensan que llevar un Protocolo Sanitario estricto y generalizado en la mejor opción, teniendo como único fin salvaguardar la salud, y en casos extremos, hasta la vida de mucha gente, ya que hasta hoy día no existe “UN PROTOCOLO SANITARIO INSTITUCIONAL”, pues cada uno de los organizadores, a su juicio hace lo necesario para tratar de dar seguridad a sus asistentes, sin que este esfuerzo sea el que esté recomendado y avalado por la Federación Mexicana de Charrería (FMCH) y por la Secretaría de Salud del Estado sede, máxime que en cualquier tipo de torneo se utiliza la estructura de esta Institución Deportiva, con personal calificado, a quien también se debe cuidar, para que con todo esto se llegue en las mejores condiciones posibles a Aguascalientes 2021.

Desafortunadamente el COVID-19 no es un juego  y no podemos aceptar la normalización de la irresponsabilidad, tanto del Órgano Rector de este deporte, como de cada uno de los elementos federados; un ejemplo claro de responsabilidad es el que vivimos el pasado fin de semana durante el “IV Torneo Millonario de Rancho San José”, en Lagos de Moreno, Jalisco, donde se dejó ver una excelente organización, además de la participación de muy buenos equipos charros y por supuesto de grandes escaramuzas, quienes mantienen múltiples reconocimientos deportivos, Torneo Charro con muy buen nivel que implementó buenas medidas sanitarias, excelentes diría yo, pero falta lo mas importante, falta formar conciencia de la gravedad y el riesgo que se corre al asistir a cualquier evento masivo, porque no hay ninguna autoridad por parte de la Secretaría de Salud del Estado y menos aun del Órgano Rector de este deporte, que exijan el uso del cubrebocas, lo que si pudimos apreciar fue que durante todo el evento un solo charro tuvo protección, y me refiero a José Luis Samperio, de Rancho San José, quien actuó en varias suertes, incluyendo las manganas a pie, y siempre portando el cubrebocas; mejor él como competidor, que el publico espectador quien no tuvo conciencia y responsabilidad ante la pandemia que seguimos enfrentando con un total de más de 200 mil decesos reconocidos oficialmente, aunque sabemos que este número es mucho menor al que se tiene realmente.

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José Luis Samperio, claro ejemplo de reposabilidad