En este mes la Charrería Federada concluyó dos procesos electorales, el de la Presidencia a la Federación Mexicana de Charrería (FMCH), que comentaré próximamente, y el del Presidente de la Agrupación de Charros Regionales de La Villa, que por su trascendencia e importancia, deberán ser ampliamente cuestionados por el cúmulo de irregularidades que mostró cada uno de ellos.

Hoy vamos a iniciar con la elección de los Regionales de La Villa, que más que nada fue una imposición realizada por Ricardo Mancilla Pérez, Presidente saliente, Asociación que por muchos años fue la “Catedral de la Charrería en México”, y que gracias a su división interna y a sus administraciones, que han sido omisas en mostrar una claridad contable, ha venido decayendo en cada uno de sus aspectos, ya que es una Asociación que ha servido de todo menos para hacer un digno representante deportivo, y ya no digamos lo que son sus instalaciones de hoy día, que subsisten al pasar de los años sin haber tenido una sola modificación estructural en tribunas, lienzo, techumbre, baños, etc., etc., ya que son la mismas instalaciones que entregó el entonces presidente de México, José López Portillo, en noviembre de 1980, inmueble con 40 años de vida, que fueron hechas para la charrería de aquellos años, y hoy en día solo se le han realizado improvisaciones sin un plan definido para la mejoría del deporte y de la misma vida interna.

López Portillo inaugura La Villa en 1980

En todo este caminar de 40 años y de presidentes en turno, siempre han carecido de una estructura administrativa-contable, hasta que llegó Juan Luis Gómez Jardón, en su periodo de gestión de los años 2014 y 2015, que aunque hubieron muchas críticas por no ser un charro de reconocido prestigio, pero sí en activo como socio con todos sus derechos y obligaciones, fue votado para este cargo, y aunque no le alcanzó el tiempo para un verdadero cambio, conoce perfectamente bien la estructura que se aplica a una Asociación Civil, dándola de alta en el sistema del SAT, además, impuso una vigilancia extrema las 24 horas del día, porque realmente las instalaciones de La Villa eran tierra de nadie.

Por otro lado, puso al día el sistema operativo con total transparencia, incluyendo los adeudos estratosféricos de agua y luz, sin embargo, a pesar de los diferentes candados, el siguiente periodo administrativo (2016), volvió por sus fueros y nuevamente, como había sido costumbre hasta antes de Gómez Jardón, su subsecuente, se retiró sin haber dejado claras las cuentas deportivo-administrativas, así como tampoco ninguna constancia financiera.

Pasó otro periodo más, donde la administración estuvo más o menos bien manejada, hasta llegar a Ricardo Mancilla Pérez, en los años 2019 y 2020, quien se fue sin aclarar los desvíos de millón y medio de pesos a una cuenta externa, pero además, hace unos días, impuso abierta y descaradamente a Epigmenio Zermeño Ramos como presidente, ya que quitó del camino a Christian Rosemberg, expulsándolo como socio para que no contendiera a la presidencia, pero lo más grave del asunto fue, que, a pesar de que “Honor y Justicia” lo dejó a salvo de sus derechos y lo ratificó en su nombramiento de Secretario General de la Asociación, Mancilla Pérez se pasó por el arco del Triunfo la resolución, bloqueándolo a como diera lugar, pero además, realizó la Asamblea de Elecciones sin contar con el Secretario General, lo cual va en contra de sus propios estatutos.