Por Ramón González Barbet

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Es un hecho, que en este año que apenas comienza, la pandemia del Coronavirus se encuentra totalmente fuera de control, pero desafortunadamente no ha existido poder humano que logre controlarla, ya que continúa negligente el Gobierno Federal y la Subsecretaría de Salud, comandados por dos López; aunado a esto, la necedad, ignorancia, incredulidad y valemadrismo de los habitantes del país, ya que gozaron a su máxima expresión las fiestas decembrinas, de fin de año y hasta de los Reyes Magos.

Así tal cual, parte de la charrería de la República Mexicana, que se encuentran en semáforo rojo, pretende realizar sus eventos pasando por alto la problemática que se está viviendo y exponiendo de una manera irresponsable a los asistentes, y no solamente me refiero a contagios en primera persona, sino también, a que la gente que practica nuestro deporte nacional está sujeta a un riesgo deportivo, por lo que en cualquier momento se puede presentar un accidente que requiera asistencia a nivel hospitalario, instalaciones que son el primer plano de contagio para el COVID-19.

Un suceso que se dejó ver hace unos quince días, fue la clausura indefinida del Bazar “El Pueblito Mexicano”, de Tizayuca, Hidalgo, ya que con todo y el Semáforo Epidemiológico en “Rojo”, se llevó a cabo una charreada particular, a pesar de que las Autoridades Municipales, de manera personal y con anterioridad a la inauguración del evento, les dieron a conocer la prohibición del acontecimiento debido a las condiciones sanitarias del Estado, sin embargo, los organizadores se pasaron la orden municipal por el Arco del Triunfo, cometiendo una falta administrativa al arrancar con la charreada, poniendo en riesgo la salud e integridad de los asistentes, por lo que “El Pueblito Mexicano”, quedó sujeto a una multa económica, ya que además al momento de la clausura, el personal de la Alcaldía Municipal fue agredido con piedras, y como consecuencia, una persona detenida.

¿Pero qué necesidad?, es cierto que la gente está desesperada por regresar a la total normalidad, pero eso solo se va a lograr el día que todos nos alineemos a las normas sanitarias, y sobre todo para poder echar a andar la economía que tan ahorcados nos tiene a los mexicanos, es verdad que por necesidad la gente sale a trabajar para poder llevar un sustento a casa, esa en una necesidad primaria, ¿pero que hay de los eventos sociales?, eventos que se convierten en tragedias, ya que nos exponemos y exponemos a nuestras propias familias.

Sabemos que, como cualquier otro deporte, la charrería es pasión y que la familia charra desea retomar sus actividades deportivas, pero, ¿no les basta con saber cuantas vidas de han perdido dentro de este gremio a causa de los contagios que se han generado durante los eventos?, ¿necesitan vivirlo en carne propia?

 La Federación Mexicana de Charrería (FMCH) y sus nuevos dirigentes, encabezados por José Antonio Salcedo López, mantienen en pausa los eventos oficiales, ¿pero qué hay de los particulares?, donde se utiliza la estructura de la Institución con los Jueces y Locutores del Colegiado, algo deben hacer para que al menos, deportivamente hablando esta disciplina quede libre de COVID, es una excelente oportunidad para que el Consejo Directivo demuestre que la charrería organizada realmente lo apoya y que muestren el respeto para cortar la cadena de contagios.