Por Ramón González Barbet

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Sin lugar a duda alguna, la Agrupación de Charros Regionales de la Villa, en la Ciudad de México, fue una cantera de valores y líder de nuestro Deporte Nacional, con grandes representantes que le dieron fama y nombre, y digo “fue”, en tiempo pasado, porque hoy día durante los últimos años su manejo no ha sido muy claro por decir lo menos.

Administrativamente, La Villa como Asociación Civil, no ha tenido la transparencia necesaria en su manejo contable, tomando en cuenta sus muy contadas honrosas excepciones; lo mas reciente fueron los oscuros manejos de la administración de Ricardo Mancilla Pérez como Presidente del periodo 2019-2020, ya que nuevamente, según nos informan, vuelven a salir otras cifras de desvíos realizados durante su gestión, que muestran la voracidad con la que desempeñó su cargo.

Anteriormente se le adjudicó un desvío por 1 millón 500 mil pesos a una cuenta bancaria ajena a la Agrupación, pero ahora por medio de la auditoría externa contratada, se sabe que se detectaron casi 2 millones y medio de pesos, porque se encontraron facturas alteradas y pagos fantasmas. Esta información se le presentará a los socios en la próxima junta semanal que se realizará este lunes 21 de junio.

Bajo estas circunstancias, Mancilla Pérez queda como aquel que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, ya que para quitarse de encima a Christian Rosemberg Almanza, lo suspendió en sus funciones como Secretario General para impedir que contendiera como candidato a Presidir esta casa charra, pero además lo inhabilitó como socio activo con todos sus derechos y obligaciones, y todo porque supuestamente había un desfalco de 10 mil pesos, que la Comisión de Honor y Justicia interna no pudo comprobar y lo restituyó en el cargo, pero Mancilla Pérez se pasó por el Arco del Triunfo esta decisión.

¿Hasta cuando los socios de La Villa, quienes pagan sus cuotas y tienen voz y voto, van a permitir que su casa sea saqueada impunemente?

Hoy nuevamente se comienza a escribir una nueva historia con un Consejo Directivo integrado por gente joven, encabezado por Epigmenio Zermeño Ramos, como Presidente, que seguramente pondrán algún tipo de candados con el único fin de salvar el patrimonio, el nombre y el prestigio de “La Catedral de la Charrería en México”.