Durante la Junta Mensual Nacional de la Federación Mexicana de Charrería (FMCH) del pasado 28 de octubre, el Presidente Nacional, Leonardo Dávila Salinas, anunció oficialmente la cancelación del “LXXVI Congreso y Campeonato Nacional Charro 2020”, a pesar de haber buscado varias opciones después de que Nayarit e Hidalgo desistieron; esta decisión, según manifestó, fue tomada dadas las condiciones de esta Contingencia Sanitaria, que prácticamente es impredecible, pues existe una alza en los contagios, y según dijo, lo más importante es proteger la seguridad familiar y personal, por lo cual se tomó la decisión de cancelar definitivamente el evento anual más importante para la Charrería Federada en este 2020.

Creo y pienso que esta decisión de cancelar el Nacional 2020 se prolongó demasiado, pero finalmente fue bien tomada, porque con las actuales Condiciones Sanitarias, nadie puede garantizar la viabilidad del evento, pero además, ningún Gobierno Estatal tomaría una decisión para recibir un evento de tal magnitud.

En otros temas, terminaron las elecciones para renovar el Consejo Directivo Nacional de la FMCH para el periodo 2021-2024, situación que seguiremos comentando en las próximas semanas, porque ahora, se están destapando otros asuntos de vital importancia para la Charrería Federada, ya que desde hace algunas semanas se viene manejando una crisis administrativa y financiera, que se está gestando en la Agrupación de Charros Regionales de la Villa, por lo que varios socios me hicieron llegar unos documentos que comprometen la vida interna de esta simbólica casa de la charrería en la Ciudad de México, ya que su Presidente Ricardo Mancilla Pérez, ha venido manejándose sin el más mínimo respeto a esta Asociación Civil.

Desde el pasado mes de septiembre, advertí en este mismo espacio que el Presidente de los Charros de la Villa se había ido por la libre, poniendo a disposición del entonces Candidato José Antonio Salcedo López, las instalaciones de esta Asociación para convocar una Feria de Escaramuzas en apoyo a su campaña, sin tomar en cuenta la pandemia que aun se vive y de la cual se están sufriendo sus consecuencias, situación que fue reprobada por un buen número de socios, quienes en la siguiente asamblea interna, mediante votación mayoritaria Mancilla Pérez recibió el mandato supremo de la Asociación para votar a favor de Ricardo Zermeño Barba, sin embargo, según dicen los que saben, el único voto anulado de esta demarcación fue la del Presidente de la Villa; cualquiera de estas situaciones es grave, porque refleja el conflicto de intereses en los que este señor está comprometido.

Finalmente, en días pasados recibí unas copias de 18 trasferencias bancarias realizadas de la Agrupación hacia Olga Catalina Luevano Lazarín, con un importe total de más de 1 millón 500 mil pesos, y según me indican los remitentes, la receptora es esposa de Ricardo Mancilla.

Esta serie de manejos han sido sin el más mínimo respeto a sus representados, a su institución y a la misma federación a la que pertenece, ya que ha estado utilizando la estructura y dinero de sus asociados sin justificación alguna, por lo que urge que se aplique una auditoría externa, para verificar en que se ha gastado tal cantidad de dinero, pero también sería pertinente corroborar la situación en el SAT, ya que el traspaso de este monto debe estar asentada en las declaraciones.

Toda esta situación se destapa en época electoral de esta agrupación, que se realizarán en la primera quincena de diciembre, donde se está tratando de sacar de la jugada al Secretario General y actual candidato para presidir esta institución, Cristian Rosemberg Almanza, quien cuenta con 20 años de antigüedad como socio activo. ¿Hasta dónde y hasta cuando los socios de la Villa seguirán permitiendo el uso y el abuso de gentes que llegan a saquear lo que un día fue La Catedral de La Charrería en la Ciudad de México?