Hoy en día las elecciones para la presidencia de la Federación Mexicana de Charrería (FMCH) son un gran mercado de dólares en la Unión Americana y de pesos con centavos en la mayor parte del territorio nacional, aderezados con remolques para caballo y un gran número de tráfico de influencias; esta situación no es la primera vez que ocurre en estos procesos electorales, más bien, es un secreto a voces en los que un buen número de representantes de equipos participa para sacar provecho propio, pasando a segundo término los ideales, la unión y el engrandecimiento de esta disciplina deportiva.

Y se hizo la voluntad del señor, sí, pero del señor de Querétaro, quien el pasado 7 de octubre, dejó ver que para ser candidato y Presidente de esta Institución, primero hay que pedir su protección, su apadrinamiento y su bendición, pues a base de la corrupción pudo asegurar la administración de la FMCH, testimonios que estaremos dando a conocer.

Desde que inició la carrera rumbo a la presidencia de la FMCH, fue notoria la improvisación del candidato Antonio Salcedo, pues no tenía ni idea de las necesidades de esta disciplina como deporte federado y mucho menos de los estatutos que rigen a esta Federación, pero así se fue Toño Salcedo, llegó a la presidencia de la FMCH para el periodo 2021-2024, sin hacer campaña, sin una sola propuesta importante que tuviera el firme propósito de hacer crecer a la charrería organizada y mucho menos para darle su lugar a la mujer en este deporte, pero algo que sí sobresalió en su andar, fue una “guerra sucia”, llena de insultos y ofensas vulgares por parte de su equipo de trabajo, que jamás pudo frenar, al no ser un candidato independiente.

Todo esto marcó una gran diferencia con la campaña de Ricardo Zermeño Barba, quien presentó una infinidad de propuestas en el ámbito administrativo, cultural, social, histórico y deportivo, campaña que fue costeada por él mismo, teniendo la característica de ser inmensamente incluyente con toda la Charrería Federada, tomando en cuenta y en forma muy especial a la mujer, a los jóvenes, a las niñas y niños, charros mayores y a la Paracharrería, quienes participan en las diferentes categorías, pero lo que sin duda dio vida a este trabajo, fue el grupo de jóvenes que se unió con Ricardo y estaban dispuestos a trabajar para impulsar nuestro Deporte Nacional.

Su campaña trascendió con una comunicación inédita en los medios nacionales e internacionales, proyectando una visión y una presencia en la Cámara de Senadores, donde buscó un impulso para engrandecer, difundir y proteger a la charrería. Todas estas propuestas de Ricardo Zermeño se fueron al caño, ya que todo estaba previsto para hacer la compra del voto, compra descarada y abierta, tanto en México como en la Unión Americana, pero ¿dónde quedaron los sueños de las mujeres, de los jóvenes y de los niños que tanto trabajaron para impulsar este proyecto?

Finalmente, ganó la corrupción instalada y protegida por los patrones de Salcedo López y aprovechada por el mismo Toño, no dejando duda en que fue mayor que la honestidad, la honorabilidad y gallardía del Traje de Charro, pues desafortunadamente un buen porcentaje de la charrería federada prefirió vender su voluntad a un pequeño grupo de 30 personas, quienes con el poder de la billetera compraron la elección.

Ricardo Zermeño hizo un trabajo digno, decente y honorable, que no se compra con nada, así que esto quedará para el registro y para la historia, donde un hombre de a caballo y de principios, ganó la confianza y el voto de gente que de verdad ama a la charrería.